Jasón era hijo de Esón, rey de Yolcos (Tesalia). Tras ser destronado por su hermano Pelias (tío de Jasón), los dioses anunciaron que un hijo de Esón recuperaría el trono de su padre. Cuando Jasón nació, su madre fingió su muerte y lo entrego al centauro Quirón para protegerlo. A su lado, el joven aprendio todo tipo de antiguas artes. Cuando alcanzó una edad apropiada, Jasón se presentó ante Pelias para recuperar el trono que legítimamente le correspondía. Sin embargo, su tío se negó a ceder el cetro, y le propuso a Jasón encontrar el vellocino de oro tras lo cual prometió devolverle el trono. El joven aceptó la propuesta, y envió mensajeros por toda Grecia en busca de una expedición para encontrar el legendario objeto. Así, a bordo del Argo, Jasón y su expedición (formada por héroes como Heracles o los gemelos Cástor y Pólux) partieron hacia la Cólquide para encontrar el vellocino. Allí descubrieron que el tesoro se hallaba suspendido de un árbol y custodiado por un horrible dragón y dos toros que escupían fuego. Medea, hija del rey de la Cólquide, se enamoró de Jasón y le propuso dormir al dragón y domar a los toros a cambio de que el explorador aceptara casarse con ella. Jasón aceptó y, con ayuda de Medea, consiguió el vellocino de oro y regresó triunfal a Yolcos, donde fue coronado como rey.
Pasaron los años (durante los cuales Jasón y Medea habían tenido dos hijos) y el rey rechazó a su esposa y se enamoró de otra mujer. Medea, ciega de rabia y odio, hechizó las joyas de la amante de Jasón, de manera que cuando se las puso, las reliquias la prendieron fuego. El fuego se propagó por todo el palacio. Por si esto no fuera poco, Medea llevó a sus dos hijos ante su padre y los asesinó cruelmente frente a él. Tras estas desgracias, Jasón llevó una vida solitaria hasta que un leño le destrozó la cabeza.